- Las fusiones transfronterizas en la eurozona son escasas debido a la falta de un seguro común para depósitos y normas de capital restrictivas.
- La creación de la unión bancaria no ha impulsado estas fusiones, aunque se consideran beneficiosas para diversificar riesgos y competir globalmente.
- Las disparidades regulatorias y la ausencia de un sistema común de garantía de depósitos frenan la integración bancaria europea.
La posible fusión entre UniCredit de Italia y Commerzbank de Alemania ha puesto al descubierto las debilidades de la unión bancaria europea, evidenciando la falta de un seguro común para depósitos y normas de capital que obstaculizan las fusiones transfronterizas en la región. A pesar de la creación de la unión bancaria en 2014, que consolidó la supervisión y resolución de los bancos más grandes, no se ha estimulado este tipo de transacciones. Tanto el Banco Central Europeo (BCE) como la Comisión Europea han reiterado durante años que serían "beneficiosas" y "deseables" en la eurozona. Estas fusiones podrían diversificar riesgos y permitir a los bancos europeos competir con gigantes de EE.UU. y China.
A pesar del aumento de fusiones dentro de un mismo país, como en Italia y Alemania, la falta de armonización de marcos de insolvencia y fiscalidad, junto con requisitos de capital restrictivos, son barreras significativas para estas transacciones. Estas limitaciones protegen a los países anfitriones de las subsidiarias bancarias, pero también limitan la eficiencia en la distribución de recursos, reduciendo el atractivo para las fusiones internacionales.
El problema se agrava por la ausencia de un sistema común de garantía de depósitos, un componente crucial que aseguraría protección uniforme a los depositantes en toda la eurozona durante una crisis. Según Kerstin af Jochnik del BCE, tal sistema fomentaría el movimiento libre de capital y aumentaría el interés en fusiones transfronterizas. Sin embargo, el temor a la responsabilidad compartida en caso de crisis, especialmente entre países como Alemania, ha politizado e impedido su implementación.
Dominique Laboureix, presidente de la Junta Única de Resolución, destacó que la forma en que los europeos usan servicios bancarios está muy por delante de la legislación, sugiriendo que la presión de los usuarios podría forzar avances en la integración bancaria. La situación actual refleja una asimetría en la importancia de las subsidiarias bancarias en países más pequeños frente a su irrelevancia para los grandes Estados, lo que provoca divergencias de intereses y conflictos regulatorios.