El rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años ha superado el 4,4% tras la última respuesta arancelaria de China, que aumentó los aranceles sobre las importaciones estadounidenses al 125%. Sin embargo, China ha anunciado que no incrementará más estos aranceles, afirmando que más aumentos carecerían de sentido económico. Esta decisión se enmarca en un contexto de creciente tensión comercial entre ambas potencias.
La caída de los precios de los bonos del Tesoro, tradicionalmente considerados un refugio seguro, ha generado inquietud entre los inversores. ING predice que la demanda de activos seguros persistirá hasta que se aclare el desenlace de esta situación. La pausa en los aranceles anunciada por el presidente Trump podría ser una respuesta directa a la reciente volatilidad en el mercado de bonos, lo que sugiere que los mercados financieros han influido en su estrategia arancelaria.
China, como segundo mayor tenedor extranjero de deuda de EE.UU., podría estar utilizando su posición de tenencia de bonos como una herramienta de presión geopolítica. Una venta masiva de bonos por parte de China podría desestabilizar el mercado financiero global, afectando el valor del dólar y encareciendo la financiación del déficit estadounidense. Sin embargo, algunos analistas, como Prashant Newnaha de TD Securities, cuestionan si China realmente está detrás de los movimientos en el mercado de bonos, sugiriendo que otros factores, como el arbitraje y la reasignación de inversiones, podrían estar influyendo.
La situación plantea un desafío a la Reserva Federal, que podría verse obligada a intervenir si la volatilidad persiste. Stephen Innes de SPI Asset Management señala que los mercados están cada vez más enfocados en la posibilidad de que la Fed actúe para estabilizar la situación. Mientras tanto, el presidente de la Fed de Mineápolis, Neel Kashkari, ha reiterado la importancia de mantener las expectativas de inflación bajo control, sugiriendo que una reducción de tasas no es inminente.