El futuro Gobierno alemán ha aprobado un monumental paquete fiscal, el más grande en tres décadas, tras obtener el respaldo del Bundesrat y el Bundestag. Este plan, según Danske Bank, podría estimular el crecimiento económico del país, aunque conlleva riesgos inflacionarios. El paquete incluye un fondo de infraestructura de 500.000 millones de euros, equivalente al 12% del PIB, para inversiones en transporte, redes eléctricas, vivienda pública y digitalización. Además, se ha modificado el freno de la deuda, permitiendo un gasto militar significativo, estimado en 400.000 millones de euros en los próximos diez años.
Danske Bank prevé que este paquete fiscal otorgue un impulso significativo al crecimiento alemán. Sin embargo, las inversiones públicas tienden a demorar en impactar el crecimiento económico debido a la complejidad de los proyectos de infraestructura. Se espera que el aumento de actividad económica se materialice principalmente entre 2027 y 2030, lo que podría elevar el PIB alemán entre 1 y 2 puntos porcentuales en 2027. A pesar de ello, el paquete podría generar confianza en el sector privado, lo que aceleraría el optimismo empresarial y podría impulsar el consumo a corto plazo.
No obstante, el paquete plantea un riesgo inflacionario debido a la falta de mano de obra en sectores como la construcción y la manufactura. Aunque se espera que el crecimiento económico se incremente, la capacidad disponible en estos sectores es limitada debido a un rendimiento deficiente en años recientes. Danske Bank advierte que esto podría llevar al aumento de salarios y, consecuentemente, a un repunte de la inflación.