Investing.com -- La economía china se ha visto atrapada en un círculo problemático: la inversión, la producción y el consumo están disminuyendo, mientras que el mercado laboral empeora y el valor de los inmuebles sigue cayendo.
Analistas de Barclays (LON:BARC) advierten que esta situación podría llevar a una recesión similar a la que sufrió Japón, lo que pondría en riesgo las proyecciones de crecimiento del PIB chino.
Aunque se espera que la economía crezca un 4,8%, las perspectivas son preocupantes a menos que se tomen medidas políticas más fuertes y coordinadas para mejorar la situación.
La economía china enfrenta varios desafíos interrelacionados que intensifican la desaceleración. Los datos de actividad de julio de 2024 confirman un comienzo débil del tercer trimestre, con una desaceleración en el crecimiento de la producción industrial, una mayor contracción en la inversión inmobiliaria y unas ventas minoristas que siguen siendo moderadas.
"A pesar de una base anual muy baja, el crecimiento de las ventas minoristas se mantuvo por debajo del 3% durante dos meses consecutivos", destacaron los analistas. La tasa de crecimiento de la producción industrial también se moderó al 5,1% interanual en julio, ligeramente por debajo de las expectativas.
En cuanto a la inversión, el crecimiento en activos fijos (IAF) ha sido decepcionante, cayendo a un mínimo de nueve meses del 2% interanual en julio. Esta ralentización ha sido impulsada por la contracción en la inversión inmobiliaria y el debilitamiento en la inversión manufacturera, aunque se ha visto parcialmente compensada por un ligero repunte en la inversión en infraestructuras.
Además, los datos de julio reportaron una disminución continua en la demanda de crédito privado y un deflactor negativo del PIB por quinto trimestre consecutivo, lo que destaca las presiones deflacionistas en la economía.
El sector inmobiliario, un pilar clave de la economía china, continúa en una prolongada contracción. A pesar de las medidas políticas implementadas en mayo de 2024 para estabilizar el mercado, la actividad inmobiliaria sigue en declive.
En julio, la inversión en bienes raíces cayó un 10,8% en comparación con el año anterior, y las ventas de inmuebles nuevos disminuyeron un 15,4% interanual, acentuando la contracción observada en meses anteriores.
Además, el mercado de viviendas nuevas en 30 grandes ciudades siguió decreciendo en agosto, lo que sugiere que la corrección del mercado inmobiliario está lejos de haber concluido.
El mercado laboral chino también ha mostrado signos de deterioro, con la tasa de desempleo urbano aumentando al 5,2% en julio. Este deterioro en el mercado laboral está debilitando la confianza de los consumidores, lo que se refleja en el modesto crecimiento de las ventas minoristas.
A pesar de los esfuerzos del Gobierno por impulsar la compra de automóviles, las ventas han disminuido por quinto mes consecutivo. Además, el declive en el mercado inmobiliario ha reducido las ventas minoristas relacionadas con la propiedad, lo que ha afectado aún más el consumo en general.
"Observamos signos preocupantes de un círculo vicioso entre salarios y precios, con una caída en el crecimiento salarial y un aumento en el desempleo que coincide con la caída de los indicadores de precios (el deflactor del PIB ha permanecido negativo por quinto trimestre consecutivo)", señalaron los analistas de Barclays.
Este fenómeno está agravando la tendencia deflacionista, como lo demuestra el persistente descenso del deflactor del PIB. A su vez, el entorno deflacionista está contribuyendo al estancamiento salarial y a las pérdidas de empleo, atrapando a la economía en un ciclo negativo difícil de romper.
Retos estructurales y perspectivas a largo plazo
Los desafíos económicos actuales no son simplemente cíclicos, sino que revelan problemas estructurales más profundos en la economía china. El colapso de la burbuja inmobiliaria ha debilitado considerablemente los balances familiares, dando inicio a un proceso de desapalancamiento que podría tardar una década o más en resolverse.
A pesar de los tipos de interés en mínimos históricos, la demanda de préstamos sigue siendo insuficiente, tanto para el consumo como para la adquisición de propiedades. Este desapalancamiento guarda similitudes con las crisis financieras vividas por Japón y Estados Unidos, lo que sugiere que China podría enfrentar un prolongado estancamiento económico.
Además, las empresas privadas se han vuelto cada vez más cautelosas al contraer préstamos y aumentar sus gastos de capital, a pesar de los esfuerzos regulatorios para fomentar el crecimiento del crédito. Esta cautela refleja una falta generalizada de confianza en las perspectivas económicas, exacerbando aún más la desaceleración.