- El euro ha alcanzado su nivel más bajo frente al dólar desde septiembre de 2022 debido a la debilidad de la economía europea y la fortaleza de la estadounidense.
- La divergencia en las políticas monetarias entre el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal de EE.UU. podría llevar a recortes de tipos más pronunciados en Europa.
- La devaluación del euro podría impactar la inflación en la eurozona pero también favorecer las exportaciones.
El euro ha alcanzado su nivel más bajo frente al dólar desde septiembre de 2022, influenciado por la debilidad de la economía europea y la fortaleza de la estadounidense. La moneda única europea cerró la semana en torno a 1,03 dólares, habiendo descendido previamente a 1,024 dólares. Este descenso sostenido, iniciado a principios de octubre de 2024, refleja una pérdida de confianza en el crecimiento económico europeo en comparación con el de Estados Unidos.
El Banco Central Europeo (BCE) ha realizado varias rebajas de tipos de interés en respuesta a estas condiciones económicas, un enfoque que podría continuar debido a las diferencias en la política monetaria con la Reserva Federal de EE.UU. La victoria electoral de Donald Trump ha fortalecido al dólar, y su política económica podría estimular el crecimiento en EE.UU. pero también limitar aún más los recortes de tipos por parte de la Fed.
En Europa, los analistas destacan que la debilidad de la economía podría llevar a recortes de tipos más agresivos por parte del BCE. Esto se ve exacerbado por la inestabilidad política tras la destitución del ministro de Finanzas alemán y la moción de censura en Francia. En este contexto, el euro podría seguir perdiendo terreno, alcanzando la paridad con el dólar o incluso cayendo por debajo de ella en 2025.
El impacto de un euro débil es doble: aunque la caída del euro frente al dólar, la divisa en la que se cotizan las materias primas, podría llevar a la zona del euro a experimentar inflación importada, lo que complicaría la reducción de los tipos de interés, también podría beneficiar a las exportaciones, especialmente en economías como la alemana. Algunos analistas esperan que un futuro gobierno en Alemania incremente la inversión pública para estimular el crecimiento, incluso si esto implica un déficit fiscal.